Recuerdo que de pequeños mis padres siempre intentaron abastecernos de libros, tebéos (¿os acordáis de los traviesos Zipi y Zape?), libros para colorear, muñecas recortables… incluso hubo noches en las que me ponía a leer bajo las sábanas. Eso sí, con la ayuda de una linterna para que mis padres no vieran luz en la