En casa hemos estado inmersos en plena operación pañal.
Desde mi humilde punto de vista se trata de uno de los grandes retos de la infancia. ¿Porqué? Pues porqué implica ser capaz de identificar las señales corporales de que necesitan ir al baño con previsión y ejercitar la capacidad de controlar los esfínteres.
Y, siendo realistas, cualquier pequeño error podría crearle a nuestro pequeño una experiencia traumática… Por lo que es muy importante mantener la calma en todo momento y ser pacientes… cosa que, como padres, a veces resulta complicado.
Después de empaparme de consejos, leer y releer en blogs y páginas especializadas, me he decidido a seguir una serie de principios. Por si pueden ser útiles, aquí os los dejo:
¿Cómo saber si está preparado?
Me he dado cuenta de qué a medida que se acercan los 2 años nuestro entorno se ha empezado a interesar por el pañal y se ha vuelto un tema muy recurrente. Es cierto que se recomienda (quizás demasiado y de forma poco prudente) retirar el pañal a los dos años pero ésto no es una regla exacta: algunos alcanzan la madurez fisiológica antes, otros más tarde.
¡Y este hecho no habla ni positiva ni negativamente sobre el desarrollo del pequeño!
No debemos olvidar de que se trata de un proceso gradual y totalmente natural, adelantarnos y obsesionarnos solo nos conducirá al fracaso y a la frustración de mayores y pequeños.
Para acabar de ponerle presión al asunto, ¿cuántas veces habrás oído que lo mejor es en verano? El sentido común nos dice que es más cómodo retirar el pañal en esta temporada puesto que el pequeño lleva menos ropa y ésta se seca antes. Pero, ¿y si resulta que se siente preparado en pleno mes de diciembre? No hay más que hablar, ese será el mejor momento.
Podremos identificar si listo porqué…
- Ya identifica las sensaciones de pipí y caca y es capaz de comunicarlas.
- Se siente incómodo con el pañal sucio y pide que se lo cambien.
- Es capaz de mantener el pañal seco durante aproximadamente una hora y media.
- Muestra interés y motivación sobre el uso del orinal.
Si nuestro pequeño todavía no cumple estos puntos lo mejor es no obsesionarnos. Deberemos centrarnos en ellos y no lanzarnos a lo loco (o sí… pero nos exponemos a más escapes).
Un baño a su alcance.
En primer lugar es importante que tu hijo reconozca la diferencia entre un pañal seco y uno mojado. Y, en segundo lugar, que haya aprendido a quitarse su ropa.
Ellos aprenden por imitación y mostrará interés según os vea actuar a vosotros… alguna “ventaja” teníamos que sacar de que la maternidad suponga perder la intimidad en el baño.
Hay algunos conceptos del método Montessori que me parecen muy interesantes. Según cuenta, es esencial que el pequeño disponga de lo que necesita al alcance de su mano.
Por ello, debes facilitar:
- Un orinal de fácil acceso o, en su defecto, un escalón para que pueda subir solo al wc
- Papel de baño a su alcance (no soy muy partidaria de las toallitas húmedas pero también son una opción)
- Vestirle con ropa fácil de quitar y poner para que pueda ser autónomo
No le obligues, consigue que se sienta cómodo.
Este proceso se debe gestionar sin tensiones, con mucha paciencia y naturalidad.
Si tu pequeño asociase la acción de ir al orinal como una obligación o lo viese cómo un castigo puede desembocar en problemas… No son extraños los casos de estreñimiento o retención de orina por parte de niños que tratan de evitar el wc a toda costa después de una mala experiencia. Incluso pueden llegar a desarrollar miedo a esa situación…
Lo recomendable es que al principio estemos atentos a su comportamiento. Eso nos ayudará a averiguar cuando necesita ir y directamente preguntarle cada cierto rato.
Podemos usar pañales pull-up o similares para que, sin quitarle el pañal del todo, podamos ir acostumbrándolos a la nueva situación hasta que veamos que es capaz de controlar sus esfínteres.
Si observásemos una gran animadversión a usar el orinal debemos reconducir rápidamente la situación. ¿Cómo? Creando un ambiente agradable para que nuestro hijo lo asocie a algo positivo. También nos podemos ayudar de libros de lectura orientados a este tema. En nuestro caso han resultado muy, muy útiles.
Actualmente existen, además de los orinales de toda la vida, otros más sofisticados. Con forma de WC, de trono de princesa, con sonidos gratificantes cuando detecta que han hecho sus necesidades, con espacio para guardar recompensas… Y pasar largos ratos sentados en el orinal o en el alza del WC con un buen libro entre manos hasta que logre relajar esfínteres. 🙂
Salvo algún escape aislado, en casa ya tenemos totalmente controlado el tema durante el día. Tan bien lo llevamos que me estoy planteando empezar a eliminar el pañal nocturno…
¿Sugerencias? ¡Serán bienvenidas!